Al llegar los anuncios, limpió la sangre, puso una lata al gato y agua. Con el cuchillo eléctrico de trinchar, lo dividió en cuarenta y tres pedazos, más o menos seis bolsas. Volvió y llegó a tiempo; en la pantalla, el presentador sostenía un sobre y ella ya tenía la respuesta: "Eres tú, cabrón..."
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